La atención y el reconocimiento que actualmente se presta a las distintas expresiones de lasculturas locales -sean éstas regionales, nacionales o continentales, una vez replanteado el síndrome universalista de la modernidad, ha conducido a que se haya iniciado en la América Latina un proceso tendiente a esclarecer las especificidades de nuestra circunstancia, y de cómo ella ha afectado y puede modificar la arquitectura en el continente.
Se habla entonces, en esferas distintas de la producción artística, técnica o científica, de un polémico tema; la identidad cultural. Mientras que para aquellos que persisten con terquedad
en involucrar nuestra realidad dentro de un internacionalismo abstracto, casi cósmico, una formulación semejante tan solo puede causar escozor y desdeño, para otros, en el extremo opuesto,
es la mejor argumentación para sustentar una incontaminación absurda, cuyo epílogo no es otro que la apología del atraso o un peregrino nacionalismo.