No acabábamos de imprimir nuestro pasado número, en el cual reiterábamos la importancia de la crítica en nuestro medio y del papel vital que las Facultades tienen al respecto, cuando ya acontecian dos hechos de singular importancia, emanados ambos de entidades y personas vinculadas a la tarea universitaria.
La primera de ellas, la posición firme e incontrovertible expresada por el Decano de Arquitectura de la Universidad de los Andes, quien en las páginas de un reciente número de la Revista Escala, hace un recuento pormenorizado de los atropellos a un sector de Bogotá por parte de los cada vez más abundantes especuladores y mercachifles de la ciudad, amparados para su trasgresiones en la ya reconocida ineficiencia y cada vez más deshonesta intervención de las
burocracias oficiales encargadas de la planeación.